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Tema 29. Fármacos en la hemostasia: anticoagulantes, antiagregantes y fibrinolíticos.

 

La hemostasia sanguínea es el proceso fisiológico que tienen como fin mantener la sangre líquida y evitar su extravasación. Este proceso puede verse afectado por distintos factores provocando un exceso de función que de lugar a hemorragias o un déficit de función que origina cuadros trombóticos.

La trombosis es la base de enfermedades frecuentes y graves como la isquemia coronaria y cerebral, o la trombosis venosa y la embolia pulmonar. Por ello, los fármacos que se utilizan en estas situaciones tienen una gran importancia.

Los fármacos pueden influir en la hemostasia al actuar sobre distintas fases de la misma: sobre la coagulación (estimulándola o inhibiéndola), sobre la función plaquetaria o sobre la fibrinólisis.

 

1.  Estimulantes de la coagulación.

Hay varios agentes estimulantes de la fase plasmática de la coagulación que se denominan de forma general fármacos procoagulantes. Uno de los fármacos más conocidos es la vitamina K que se sintetizada en intestino de manera natural.

 

En caso de déficit de la misma, puede administrase por vía oral o intramuscular o incluso intravenosa.  Se metaboliza en hígado a sustancias polares que se eliminan por orina y bilis. Su uso prolongado puede producir futuros problemas de coagulación. Requiere especial precaución en pacientes con alteración de la función hepática o de la glucosa y  puede producir hemolisis. 

 

Entre las reacciones adversas destacan: rubor facial, enrojecimiento del sitio de administración, sabor extraño y malestar.  En general, la administración de vitamina K es bastante inofensiva pero puede producir anemia hemolítica, sobre todo tras la administración intravenosa.

 



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