Tema 12. Valoración, competencias diagnósticas y razonamiento diagnóstico.
Valoración y Diagnósticos de Enfermería.
Durante la etapa de valoración se recogen los datos subjetivos procedentes de la entrevista clínica con el paciente, y los datos objetivos conseguidos a través del examen físico.
Se pueden realizar dos tipos de valoración:
• Valoración global.
Esta valoración abarca todos los aspectos relacionados con la respuesta de un paciente ante una alteración de su estado de salud.
• Valoración focalizada.
Esta orientada hacia problemas muy concretos. Su objetivo es profundizar sobre un problema específico.
Los sistemas utilizados para valorar a un paciente, deben poder determinar los diagnósticos de enfermería, que a su vez orienten hacia unos cuidados dirigidos a la promoción, prevención, y recuperación de la salud.
Habilidades diagnósticas.
El proceso diagnóstico que realizan las enfermeras, es diferente al que realizan los médicos, ya que el concepto en el que se centran no es la enfermedad, si no la propia persona.
Para poder desarrollar el proceso diagnóstico de una manera correcta, es necesario progresar en la adquisición de las siguientes habilidades diagnósticas:
• Destrezas intelectuales.
Las destrezas intelectuales incluyen tanto el conocimiento sobre los numerosos diagnósticos de enfermería NANDA-I, junto a sus factores relacionados y a sus características definitorias, así como el conocimiento del proceso cognoscitivo que desemboca en la emisión del diagnóstico.
• Destrezas interpersonales.
Se entiende como la habilidad para desarrollar un vínculo de confianza con el paciente.
• Destrezas técnicas.
Para la enfermería las destrezas técnicas están relacionadas con el conocimiento y la habilidad para realizar una buena valoración enfermera que pueda sustentar el diagnóstico de enfermería.
• Flexibilidad con la ambigüedad.
Es necesario adaptarse a las condiciones particulares de cada paciente, de cada sistema de salud, y de cada centro de trabajo. Además hay que adaptarse a las características biológicas, psicológicas, sociales, y espirituales del paciente, ya que las respuestas personales de un individuo ante una alteración de la salud son diferentes.
• Práctica reflexiva.
Se define como la habilidad para examinar introspectivamente nuestras propias conductas, con el fin de determinar nuestras fortalezas y debilidades relacionadas con la práctica profesional.
Razonamiento diagnóstico.
Para seleccionar un diagnóstico es necesario analizar la información recogida y organizada durante la fase de valoración. El objetivo será reconocer una serie de claves o unidades de información, relacionadas con el proceso que esta padeciendo el paciente. Para obtener todas las claves del paciente es necesario finalizar completamente la valoración. Esto es así, porque el hecho de no detectar una única clave, puede suponer la emisión de un diagnóstico erróneo.
Estas claves serán la base para generar mentalmente una hipótesis diagnóstica, que tendrá que ser contrastada con los datos recogidos.
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